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Mientras viajo en el transporte público con dirección a mi oficina se mezclan las charlas de quienes me acompañan en el vagón, los olores de las lociones y algunos que no son necesariamente innatos de las personas. Todo esto me hace recordarlos durante el día, se genera una etapa de relacionamiento entre mi viaje y ellos, una relación bilateral que se construye día a día con cada viaje.

Así mismo, las marcas construimos una experiencia sensorial para nuestros usuarios; nos relacionan con un olor específico e incluso un sabor, más allá de la imagen que vendemos. Entonces ¿por qué no elegir estratégicamente a qué olemos y qué sabemos?

Pues bien, antes de elegir estas características para tu marca debes pasar por un proceso simple de personalización. ¿Sabes cómo se llama tu marca? No el nombre registrado o comercial, ¿cuál es su nombre “humano” por llamarlo de alguna manera? ¿cuánto mide? ¿cuál es su sexo? ¿qué le gusta hacer? ¿en qué invierte su tiempo libre? ¿qué edad tiene? ¿es casado, soltero, enamorado, separado? ¡Todo! Es necesario saberlo y personalizar TODO, aquí inicia la diferenciación de mi marca frente a las del mercado.

 

Son muchas preguntas, claro, nuestra marca merece que te conviertas en un filósofo para describirla como si estuvieras enamorado. Pero aquí inicia la estrategia de personalización, diferenciación y el éxito de tu marca, justo aquí es cuando definimos cómo queremos que nuestros usuarios nos lleven en su mente y posteriormente en su corazón.

Lograrlo no es fácil, requiere de un trabajo estratégico arduo que inicias con actividades de abstracción total de las tareas diarias, talleres de desing thinking con tu equipo pensando 100% en la construcción de marca que quieres.

¿Por qué no inicias ya? Empieza por pensar en la personalidad de tu marca, yo puedo ayudarte. Hablemos en @EriiGiraldo

EriGiraldoCo

EriGiraldoCo

Comunicadora digital, apasionada por las letras y devoradora de libros.